La cultura del Ag Tech (tecnología en el agro) despierta en los productores del sector rural la necesidad de invertir en el uso e implementación de herramientas tecnológicas en los predios para cultivos o ganadería, a fin de conseguir mejorar los niveles de eficiencia, productividad y rentabilidad.
Los campesinos entienden las bondades de las nuevas tecnologías y comienzan a implementarlas.
A pesar de lo que pudiera parecer, la relación entre estas dos industrias (agro y finanzas) es estrecha. Las primeras sociedades del mundo iniciaron el desarrollo de los conceptos matemáticos para establecer el esquema de administración de los cultivos que irían a alimentar la humanidad.
Una necesidad tan primaria como la de alimentarse y sobrevivir o conseguir materias primas de origen agropecuario para el procesamiento de bienes, ha venido jalonando desde ese entonces la tecnificación del negocio agrícola.
La llegada de las nuevas tecnologías al sector agropecuario impacta de manera directa, no solo la producción agrícola, sino el nivel de bienestar de las personas involucradas en las cadenas productivas quienes ya no se verán expuestos a que su labor transcurra a la intemperie, como usualmente ocurría con los procesos tradicionales agropecuarios y en cambio pueden dedicar más tiempo a idear y a generar espacios de innovación y en consecuencia un incremento en los ingresos asociados a un cultivo o pradera. Hoy la conectividad les permite a los usuarios de tecnología, en cualquier lugar y en tiempo real (on line), estar al tanto de lo que sucede en el mundo y actuar según los movimientos que observen y que tenga relación con su actividad o su vida.
La capacidad reciente de las máquinas de predecir de manera más precisa diversos fenómenos naturales viene abriendo un sinnúmero de oportunidades para generar técnicas más eficientes para garantizar mejor calidad en los cultivos y en las cosechas. Dichas oportunidades, como es común en la historia de la humanidad, constituyen también amenazas a la fuerza laboral que ha estado vinculada a las cadenas de abastecimiento e incluso a los productores tradicionales de productos agropecuarios. Se amplían las fronteras geográficas y físicas y se van rompiendo tendencias: hoy, existen casos de cultivos orgánicos de productos como el tomate en países como Singapur cuyo territorio nunca fue un polo de concentración de los productores de alimentos.
La agricultura de precisión es un concepto que incita a la disrupción, la posibilidad de hacer más eficiente el uso de los recursos invertidos en la salud de los cultivos, los riegos automáticos atienden el concepto de gastar solo lo necesario para atender las necesidades del campo, los tractores controlados por GPS reducirán en principio el costo de la hora hombre invertida en los procesos operativos de un cultivo.
Los drones se constituyen en una herramienta apta para apoyar el trabajo de los productores. La madurez alcanzada por esos vehículos no tripulados permite que en la actualidad los agricultores puedan realizar toma de imágenes con precisas sobre el estado de un cultivo.
El Internet de las cosas (IOT) pone sobre la mesa la posibilidad de automatizar una amplia gama de procesos –desde monitoreo y mantenimiento de cultivos hasta la vigilancia y administración de materias primas en las fincas o los establos– adicionalmente la evolución de los sensores permite garantizar la toma de acciones automáticas frente a cambios bruscos en las condiciones medioambientales de un terreno.
En los últimos días, hemos incursionado en pruebas de implementación de tecnologías como blockchain que permite afianzar lazos de confianza entre los distintos actores de una cadena de valor agropecuaria generando así reducción significativa en costos y tiempos en diversos procesos agrícolas. La inteligencia artificial y la integración de diversas herramientas de precisión y procesamiento de datos les permiten a los agricultores y ganaderos tener a la mano en cualquier instante información clasificada y confiable para la toma de decisiones.
Las propuestas técnicas para generar un mejor control de la salud de las plantas es quizá el más impactante entregable de las nuevas tecnologías, hoy en día las cámaras multiespectrales programadas con las condiciones particulares de cada tipo de cultivos generan una huella espectral inequívoca que permite reducir al mínimo los riesgos típicos del pasado de los negocios agrícolas.
La precisión de la óptica también se abre campo en la historia de transformación digital del agro, el láser empieza a ganar relevancia en los gadgets del agro, superando como se esperaba la precisión de las cámaras multiesprectales.
En mi opinión el uso de vehículos no tripulados como el uso de drones y satélites, podría tener un efecto tan relevante como en su momento la máquina de vapor.
Hemos visto el desarrollo de dicha tecnificación en economías desarrolladas y en algunos casos ilustres del mercado emergente, que han permitido aumentar de manera exponencial la producción de alimento mundial. Sin embargo, la adquisición y apropiación de esta tecnología era difícil para muchas economías en vías de desarrollo.
En el caso específico de Colombia y otros países de la región, las particularidades de nuestra geografía han desafiado especialmente la utilización de la tecnología asociada al agro. No ha sido sencillo adoptar las tecnologías usadas en otras latitudes, requiriendo a la industria innovar incluso para adaptar la usabilidad de las herramientas en las distintas esquinas del territorio.
La evolución tecnológica de los últimos años, impulsada principalmente por la reducción física del tamaño de los transistores inversamente proporcional al aumento de su capacidad de procesamiento ha redundado en accesibilidad a dispositivos electrónicos jalonados por los bajos precios de la industria China.
El primer intento de la humanidad por usar vehículos aéreos no tripulados se dio en el marco de la segunda Guerra Mundial, donde se incluyó en los aviones típicos de combate un sistema autónomo de conducción para preservar la vida del mayor número de pilotos posible, el alcance y la precisión de esa tecnología era básica. Hoy en día es posible encontrar drones con alcances transcontinentales que son equipados con inteligencia especializada de acuerdo con su uso.
En materia de IOT, la reducción de costos de los componentes ha sido dramática, por ejemplo, un módulo de conexión a internet que en 2012 valía aproximadamente 100 USD, hoy se encuentra al rededor solo de 1 USD. Este avance permanente nos permite soñar con la pronta migración de las nuevas tecnologías de los laboratorios y las universidades a nuestros cultivos y predios ganaderos.
Las múltiples variables de la ecuación de la efectividad de un cultivo retan a bancos y agricultores a la hora de solicitar financiación. Las nuevas tecnologías han demostrado tener la capacidad de humanizarse tanto como la naturaleza requiere para precisar al máximo las predicciones de éxito o fracaso de un cultivo con fundamento en las cuales los bancos pueden desembolsar con mayor tranquilidad los créditos agropecuarios.
El uso de herramientas técnicas en el campo genera beneficios a todas las partes de la cadena de valor del agro, contar con información oportuna incrementa la productividad sin lugar a duda.
En los últimos días he podido tangibilizar la astucia de los campesinos colombianos, con mi equipo visité fincas de piña, arroz y palma para hacer pruebas de concepto del uso de estas herramientas en los cultivos y me emocionó enormemente reconocer un “instinto tecnológico” llamémoslo, de los campesinos de este país quien rápidamente entendió las bondades de las nuevas tecnologías y pidió ayuda para invertir en el uso de estas herramientas en su finca. Colaboración especial de Yesika Padilla Yánez, ingeniera de telecomunicaciones, actual directora de Davivienda Labs, departamento de tecnología del Conglomerado Davivienda. Ag Tech, Ag Tech, Ag Tech, Ag Tech, Ag Tech