La producción avícola es uno de los subsectores pecuarios de mayor evolución en las últimas dos décadas en Colombia. Según la Federación Nacional de Avicultores de Colombia -Fenavi-, la producción avícola llegó a 2.886.175 toneladas entre pollo y huevo, con una tasa de crecimiento de 1,2 % en el 2023 y de 2,0% para el 2024.
La industria avícola en América Latina y el Caribe ha tenido un crecimiento permanente en los últimos años y ha sido eje fundamental del crecimiento del PIB de los países criadores de aves de corral. Es fuente de abastecimiento de alimentos para consolidar la economía pecuaria y la seguridad alimentaria regional. Los nuevos negocios y la entrada al mercado en países de América de compañías multinacionales son señal de un futuro productivo y promisorio.
Uno de los principales aspectos que inciden en la productividad es la salud y el bienestar animal. Por tal motivo, el sector avícola debe prevenir y controlar la propagación de enfermedades y procurar un completo bienestar de los animales, porque de lo contrario se comprometen los objetivos de la seguridad alimentaria, en especial, cuando las proteínas avícolas son de esencial importancia para la canasta básica de los colombianos.
En las últimas dos décadas, la influencia aviar ha resurgido en el ámbito internacional, principalmente por los brotes de subtipos altamente patógenos, uno de ellos H5N1, que se propaga rápidamente entre las aves acuáticas y las migratorias silvestres. Las cepas de influenza aviar altamente patogénicas, como la H5N1 y H7N3, se pueden propagar rápidamente entre diferentes especies de aves, tanto en aves silvestres como en aves de corral.
Estas infecciones pueden llegar a causar la muerte repentina y algunos de los signos que pueden presentar las aves afectadas por el virus son: Falta de apetito, disminución en la energía, problemas de coordinación, fallo multiorgánico, diarrea, entre otros.
Colombia es paso obligatorio de una gran cantidad de aves migratorias provenientes de otros países que podrían ser portadores naturales del virus con capacidad de provocar enfermedades en poblaciones naturales de aves silvestres y domésticas. Además, el país posee una industria muy importante de aves domésticas para la producción de carne y huevos, así como una de las mayores poblaciones de avifauna de tipo silvestre en el mundo, que son susceptibles de ser infectadas, actuar como transmisores y sufrir la enfermedad.
Sistemas de producción avícola
En todo el mundo, las aves de corral se crían mediante una amplia gama de sistemas de producción que van desde los que tienen alojamientos nocturnos sumamente rudimentarios hasta los sistemas plenamente automatizados cuyo entorno está sometido a sistemas de control. En los países en desarrollo, el alojamiento, manejo y alimentación de las aves de corral autóctonas en las aldeas son en su mayoría básicos y elementales. Las aves se mantienen en alojamientos nocturnos sencillos, sin apenas manejo ni insumos para la prevención de enfermedades y con una alimentación suplementaria mínima, consistente de los productos residuales del hogar y pequeñas cantidades de cereales. Gracias a la selección natural y a su capacidad de buscar alimentos, las aves logran sobrevivir, crecer y poner huevos en esos entornos, contribuyendo así significativamente a la seguridad alimentaria y la ingesta de proteínas de la población . Sin embargo, la productividad generalmente baja de esos genotipos hace que habitualmente no resulte rentable criarlos en sistemas de producción intensivos.
Al margen del volumen de sus operaciones, la gran mayoría de las unidades de producción industrial utiliza genotipos comerciales en lugar de razas autóctonas. Los sistemas de producción comercial con aves de corral seleccionadas para la producción de carne o huevos requieren un entorno físico idóneo, una nutrición óptima y una protección eficaz contra los efectos de las enfermedades. Para ello, las aves deben criarse, al menos en parte, en confinamiento de modo que haya que satisfacer todas o casi todas sus necesidades nutricionales. Generalmente no se les deja buscar alimentos, salvo en los sistemas de crianza al aire libre, donde normalmente solo satisfacen una proporción reducida de dichas necesidades en las tierras donde se les permite pastar.
Las aves comerciales para la producción de huevos y carne tienen grandes necesidades de proteínas y alimentos energéticos y no toleran niveles elevados de fibras en sus dietas. Las dietas avícolas son, por lo tanto, caras, en especial cuando se importan todos los ingredientes necesarios para los alimentos concentrados. Las limitaciones a la alimentación en los países en desarrollo son la gran heterogeneidad en la calidad y la composición de los alimentos avícolas, que a menudo son de dudosa calidad. Debido a los elevados costos asociados a la preparación de un entorno físico óptimo, en particular en las regiones tropicales y cálidas, generalmente solo las unidades en gran escala usan alojamientos cuyo entorno está sometido a un control ambiental sofisticado.
Según la FAO, el bienestar de las aves de corral es importante por razones éticas y prácticas. Desde una perspectiva ética, las aves de corral tienen un grado suficiente de conciencia o «sensibilidad» para experimentar dolor si están mal de salud, o privación si están mal alojadas. Encuanto a las circunstancias prácticas, los consumidores valoran el bienestar de las aves de corral, por lo que los productores que garantizan el bienestar de sus parvadas pueden tener un mejor acceso al mercado.
En los sistemas intensivos de aves de corral se ha avanzado mucho en las últimas décadas en lo que se refiere a la elaboración de métodos válidos para medir el bienestar de las aves. La investigación científica sobre la capacidad de supervivencia y las preferencias de los pollos ha permitido elaborar medidas que pueden utilizarse para comprobar el bienestar de las gallinas ponedoras y los pollos de engorde en las explotaciones comerciales. La medición precisa es el primer paso para lograr la mejora del bienestar. Existen poderosos incentivos económicos para intervenir cuando se detectan problemas, ya que la mejora del bienestar a menudo se traduce en una mejora de la producción.
Sin embargo, algunas veces, las normas de bienestar de las aves de corral deben estar protegidas por la legislación. Algunos países han prohibido (o pretenden prohibir) sistemas de alojamiento como las jaulas convencionales para gallinas ponedoras. La legislación también puede establecer límites a factores como la densidad de población de pollos de engorde, y los productores que participan en planes voluntarios de garantía pueden lograr niveles de bienestar aún más elevados.
En los sistemas avícolas extensivos a pequeña escala de los países en desarrollo, las aves provienen principalmente de razas autóctonas y, por lo tanto, están mejor preparadas para hacer frente a los retos del entorno local que las razas comerciales. Sin embargo, la transmisión de enfermedades es elevada y causa enfermedades y mortalidad entre las aves. Otras preocupaciones comunes sobre el bienestar son la inadecuada nutrición y la falta de acceso a agua limpia y fresca. En climas cálidos, las aves pueden tener dificultad para permanecer al fresco a menos que se les proporcione un refugio natural o artificial.