Durante el mes de junio se celebra en Colombia el Día Nacional del Campesino, efemérides de gran tradición en el país, que reconoce y aplaude la vida laboriosa de la gente del campo.
El Día del Campesino constituye una gran oportunidad para que la comunidad citadina que demanda su alimento de los frutos de la tierra, producidos por el campesinado, reconozca y agradezca a las personas que invierten, trabajan y producen en el sector rural.
Durante los recientes dos meses de aislamiento voluntario surgidos por la necesidad de llevar a cabo la cuarentena decretada por efectos de la pandemia del coronavirus, en todo el mundo hubo alimento para las poblaciones confinadas gracias a la labor permanente y responsable de los productores del campo. Esa actitud noble y desinteresada del campesino, aún en medio de dificultades de comercialización y movilidad, demostrada una vez más en esta coyuntura de emergencia sanitaria y económica fue ampliamente reconocida y aplaudida por el mundo entero.
¡Dios bendiga a nuestros campesinos!
Labor meritoria
En honor a todos aquellos habitantes y trabajadores del campo colombiano, que son guardianes de cultura, semillas, recursos naturales, saberes ancestrales y, sobre todo, de la vida, quienes desde sus conocimientos y tradiciones han aportado históricamente al crecimiento y sostenibilidad del país; se celebra desde 1965 cada 01 de junio el Día Nacional del Campesino. Una fecha para conmemorar la labor tan indispensable que cumplen y contribuir a la lucha por el reconocimiento de sus derechos.
Actualmente, y gracias a la implementación de la Encuesta de Cultura Política realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE-, se sabe que el 31,8 % de la población colombiana es campesina, es decir, 15.346.201 personas. De las cuales el 36,7 % son mayores de 65 años, el 34,3 % se encuentra entre los 41 a los 64 años, el 31 % entre los 26 y los 40 y el 24,5 % son jóvenes de 18 a 25 años.
Cabe resaltar que pese a ser una población tan importante, es también una de las más vulneradas, sobre todo en lo que respecta a las áreas de educación y empleo. De acuerdo con el documento anteriormente mencionado, la básica primaria fue el nivel educativo más alto al que pudieron acceder las personas entre 41 y 64 años con un 49,7 % y de 65 años y más años con un 58,3 %. Y el bachillerato es el nivel educativo más alto que alcanza más del 40 % de los jóvenes entre 18 y 25 años.
Los resultados también evidenciaron que el 8,4 % de los campesinos se encuentran en condición de analfabetismo, lo que afecta directa e indirectamente su calidad de vida. Así mismo, se encontró que en cuanto a las actividades diarias los hombres dedican un 80 % de su tiempo al trabajo en el campo y las mujeres el 57 % a los oficios del hogar.
Lo que indica la prevalencia de inequidad laboral teniendo en cuenta que según el Censo Nacional Agropecuario 2014, el 91 % de los campesinos reciben ingresos inferiores al salario mínimo aun cuando trabajan en horarios extendidos y las labores que realizan requieren de un mayor esfuerzo humano.
Es por dichas razones que la Organización de las Naciones Unidas estableció la Declaración de los Derechos de las y los campesinos, con el objetivo de reunir en un documento para la referencia mundial los derechos relacionados con la integralidad de los sistemas alimentarios, la organización social para la producción y defensa de estos derechos, la formación pertinente y adecuada que reconozca los conocimientos tradicionales, el acceso a la tierra, a las semillas, al agua y a la biodiversidad.
Trabajar por quienes garantizan la vida
Acción Cultural Popular –ACPO- es una organización que desde 1947 ha trabajado por el desarrollo integral de las y los campesinos colombianos. Hace 73 años este trabajo inició junto a Radio Sutatenza y las Escuelas Radiofónicas, también mediante el Semanario impreso El Campesino, fundado en 1958.
Hoy, ambos esfuerzos se trasladaron al formato digital, aprovechando el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación al servicio de comunidades campesinas y aportando desde la educación al bienestar del campesinado colombiano, a su reconocimiento y al desarrollo rural.
Por medio de programas como Escuelas Digitales Campesinas, ACPO acompaña y orienta a miles de jóvenes y adultos en los procesos de alfabetización básica, alfabetización digital, liderazgo, asociatividad y emprendimiento, paz y convivencia y derechos humanos. Fortaleciendo y brindando herramientas para que desde su arraigo por el territorio se conviertan en transformadores de su realidad.
Fundación Acción Cultural Popular -ACPO-.
El 31 de mayo de 1947, el recién ordenado sacerdote José Joaquín Salcedo Guarín partió para la parroquia de Sutatenza, donde al poco tiempo fundó una rudimentaria emisora con el fin de llevar al campesino esparcimiento, mediante programas de música y doctrina cristiana, complementándolos con elementos educativos de gran pertinencia para la vida campesina de entonces. Nacieron así las Escuelas Radiofónicas, el tesoro de Acción Cultural Popular, obra creada y dirigida con gran sabiduría por Monseñor Salcedo.
Escuelas Radiofónicas
Con Radio Sutatenza, una de las más grandes y más influyentes emisoras colombianas, nacieron las Escuelas Radiofónicas, con programas dirigidos a mejorar la vida del campesino en cinco frentes: salud, alfabeto, número, economía, trabajo y espiritualidad, a través de la radio.
Las Escuelas Radiofónicas contribuyeron a la dignificación de la vida del campesino, sin apartarlo de su parcela e incrementando sus conocimientos de agricultura y ganadería, todo ello orientado a propiciar la educación fundamental integral.
Semanario El Campesino
Con el tiempo, además de la radio, las Escuelas Radiofónicas ampliaron su radio de acción a otros medios masivos de comunicación social, excepto la televisión, y así a partir del 29 de junio de 1958 se editó el periódico semanal El campesino.
En 1949, la primera y pequeña emisora pudo elevar la potencia del transmisor a un kilovatio. En 1960, Sutatenza inauguró un transmisor de 50 kilovatios y en 1968 amplió su potencia de 98 a 580 kilovatios. Para 1978 la cadena de emisoras (Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y Magangué) tenía una potencia de 600 kilovatios, la más grande que se haya dedicado en América a la educación rural; la de mayor poder fue la de Bogotá, con 250 kilovatios y 19 horas diarias de programación, de las cuales seis eran dedicadas a las Escuelas Radiofónicas.
El modelo de educación popular creado por ACPO fue ensayado e implementado en 24 países y sus métodos y principios ayudaron a gestar las más grandes reformas educativas de la segunda mitad del siglo XX.
www.fundacionacpo.org
www.elcampesino.co
La revista Agricultura de las Américas y el Campesino.co trabajan en alianza para divulgar información de actualidad acerca de la evolución de la ruralidad colombiana.