Francisco Bejarano Rodríguez, presidente de la Organización Pajonales, una empresa del Grupo Aval, cree que es necesario trabajar más desde los sectores privado y público, a fin de ampliar la frontera agrícola y crear mejor infraestructura, que contribuya al mejoramiento de la economía rural del país. «Los productores deberán ser más sostenibles».
Dialogamos con el presidente de la Organización Pajonales, Francisco Bejarano Rodríguez, uno de los conglomerados agroeconómicos más importantes de Colombia, sobre temáticas del momento, relacionadas con el sector agropecuario, la economía internacional y los desafíos y oportunidades de los productores para 2024 y los próximos años.
Bejarano Rodríguez es un curtido empresario conocedor de la ruralidad colombiana y un visionario ejecutivo que sabe muy bien cuáles son las oportunidades de negocio que hoy en día tienen las actividades agropecuarias. Como líder regional, hecho en el Tolima Grande, tiene la responsabilidad de representar en el país los intereses del reconocido Grupo Aval, creado por el legendario industrial y constructor Luis Carlos Sarmiento Angulo, en cuyo ADN también está inmerso el amor por la tierra, los recursos naturales, la biodiversidad, los ecosistemas agroindustriales y la cultura de la sostenibilidad, como base prioritaria para el desarrollo rural.
El trabajo de Bejarano Rodríguez refleja su propia pasión por el agro, que hoy en día –dijo el directivo– al grupo lo mueve la pasión por el agro. Son varias décadas de tradición, en los que la Organización Pajonales ha trabajado con miras a la transformación de importantes actividades agrícolas (arroz, algodón, semillas, aceite de palma) y ganaderas, generando oportunidades de empleo, prosperidad colectiva, y desarrollo, en las zonas rurales del país.
Esta historia se remonta a los años 1980, cuando lo que hoy se conoce como Hacienda Pajonales, pertenecía al grupo agroindustrial Manuelita. En ese entonces, las tierras del ingenio azucarero, ubicadas en Ambalema, Tolima, pasaron a manos de la Empresa Pajonales S.A. Después se impulsaron más empresas, como Molino Pajonales en 1985 y Desmotolima en 1989, para finalmente en 2006 integrar estas tres en una sola, dando así origen a la Organización Pajonales que, desde ahí en adelante, “no ha parado de crecer en diferentes frentes de la agroindustria”.
Según Francisco Bejarano, la organización Pajonales se ha caracterizado, desde hace muchos años, por su orientación a la sostenibilidad, a la calidad, y a la innovación, en cada una de sus facetas agropecuarias, lo cual le ha permitido ser pionera y líder, en líneas de agronegocios como semillas de arroz, bioinsumos, heno, piscicultura, ganadería y agricultura.
Lo más importante para la Organización Pajonales, dentro del enorme reto de la agricultura, es que en el país se debe trabajar desde los sectores privado y público, a fin de ampliar la frontera agrícola, y crear infraestructura, “porque hay una gran deuda con la consolidación de bienes públicos. Su carencia y la práctica de algunas políticas no dan seguridad. Además, se debe apoyar al empresariado, para sacar adelante cualquier proyecto. Cuando existe una empresa grande, se puede jalonar a las pequeñas y medianas de la mano, y así generar desarrollo”, sostuvo el presidente de la compañía a la revista Agricultura de las Américas.
“Tenemos piscicultura, ganadería, algodón, soya, maíz, arroz, y biológicos, donde hacemos un trabajo fuerte en investigación para productos amigables con el medioambiente. Profundizamos en la genética del arroz, en la de la palma africana, de la cual poseemos materiales guineensis, y en caucho, de la mano con Agrosavia. Con todo este tipo de negocios buscamos generar soluciones a la agricultura de Colombia”, recalcó el directivo.
Y agregó que “hay algo que marca la diferencia, y es que nosotros trabajamos la agricultura sostenible. Y dentro de eso, hay que reconocer que, por ejemplo, en la palmicultura, se hace una gran labor, lo cual permite que el aceite de palma pueda llegar a Europa, porque en Colombia dentro de este renglón, hay muchas empresas que desarrollan de una manera ecológica (natural) la agricultura”.
Coyuntura actual
Bejarano Rodríguez resaltó que la mayoría de los productos que poseen son exportables, y se colocan en América, porque es mucho más eficiente la logística. Cree que la agricultura tradicional está cambiando con los inversionistas. Por ello, la organización continúa haciendo inversiones en el sector agrícola, pensando en la seguridad alimentaria. En su opinión, “a quienes tienen los recursos y hacen las inversiones en Colombia hay que respaldarlos, porque ellos pueden hacer las investigaciones también”.
Al presidente de Pajonales le gusta el modelo que se aplica en el sector de la palma de aceite, donde los grandes acogen a los pequeños, en modelos de asociatividad. Piensa que eso se puede replicar en todas las actividades del agro. “Es algo muy interesante, y hacerlo de manera sostenida permite apoyar a pequeños y medianos, a nivel financiero. Aquí lo hemos llevado a cabo en ganadería y en algodón, para que los más pequeños puedan sacar muy buenos productos al mercado”, dijo Francisco Bejarano.
En la organización trabajan enfocados en impulsar el cuidado ambiental, apoyando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en un entorno en el que en Colombia ahora se da ese fenómeno de la agricultura y la ganadería regenerativa. “Estamos trabajando, con Fedearroz en esos aspectos de modernización de suelos y aplicación de insumos, así como también en temas de agua, porque sabemos que la agricultura se hace con agua. Así hemos aprendido a cosechar agua. Y hay que reconocer que en todo esto, el gremio palmero y arrocero son interesantes y han logrado estándares muy altos de productividad y sostenibilidad”, sostuvo el presidente de la Organización Pajonales.
Más desarrollo
Bejarano Rodríguez reiteró que para generar desarrollo en el agro se necesita más infraestructura, capacitación, para que sean mejores los agricultores. “Al campesino no lo han formado en desarrollo financiero. Cuando todos aprendamos a hacer inversiones, se podrá tener tranquilidad económica. Lo ideal es que Gobierno y los gremios se unan para tener un desarrollo equilibrado. Un desarrollo económico y social en cada una de las regiones”.
“El reto es buscar la manera de ser competitivos. Hemos invertido en investigaciones, y eso hay que hacerlo. Es importante estar en unión con entidades públicas como Agrosavia, a fin de lograr hacer investigación en cuanto a mejoramiento genético, con lo que obtendremos productores que sean muy eficientes y alimentos de mejor calidad”, añadió.
“En arroz -dijo- hace años las producciones más altas de Brasil y Estados Unidos, eran de siete toneladas por hectárea. Y nosotros hemos llegado al nivel de ocho o nueve toneladas por hectárea. Hay que seguir trabajando en investigación, para poder tener autoabastecimiento, debemos ver los costos, porque están subiendo mucho, ya no tanto por los fertilizantes, sino por el transporte y la logística. En todos estos aspectos necesitamos buscar la rentabilidad de los negocios”.
A Bejarano le preocupa que, en China desde el 2022, empezaron a hacer compras altas de varios commodities y a almacenarlos. Hoy poseen mucho inventario de productos y, por ejemplo, los precios en aceites, grasas y otros, pueden variar. Las alarmas están encendidas, hay que empezar a ver cómo se comportan los costos y los precios. Y también porque como en Colombia se está imponiendo el modelo del cortoplacismo, no sabemos cómo serán las tendencias de consumo en el largo plazo. “Estamos sembrando arroz y soya, y a la vez analizamos qué comportamiento tienen los precios en algunos productos, si vemos que van en alza, pues nos salimos de esa actividad y cambiamos a otra que tenga mejor perspectiva. También tenemos en cuenta el tipo de suelos, para saber qué sembrar, y el manejo local del agua, para lograr más eficiencia con los recursos que disponemos”, señaló.
Según el alto ejecutivo, el problema es que la gente ya no quiere estar en el campo. No hay relevo generacional y a los jóvenes no se les estimula a permanecer en sus labores rurales. “La gente en el campo a veces espera lograr todo en el corto plazo, y si no hay resultados inmediatos se cambian de proyecto. Lo mejor es tener diversificación, el pensamiento cortoplacista debe acabarse. Igualmente, la diversificación de las áreas es necesaria para disponer de diversos productos, de largo plazo y también cultivos versátiles”, comentó Francisco Bejarano.
Finalmente, el dirigente se refirió a los TLC y dijo que los acuerdos de libre comercio son de doble vía. Es decir, quienes exportamos aceite de palma, por ejemplo, y otros productos, requerimos ser competitivos, por lo que es aconsejable dar valor agregado desde la misma finca. El problema del sector agropecuario en Colombia no solo son los TLC, aquí existen diversidad de desafíos y retos referentes a las coyunturas económicas, climáticas, políticas y de comercialización de las cosechas. Muchas veces el tema de la financiación y el aseguramiento de predios lo tratamos con el Minagricultura, pero eso no es suficiente. La idea es que se generen líneas de crédito asociadas al cultivo, a más largos plazos, para que tengan un impacto positivo en la productividad y la rentabilidad”, advirtió el empresario.